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EL MENSÚ - Circuito Bajada Vieja
En este sitio se homenajea al personaje fundamental de esta página de la historia misionera, el mensú, etapa a la que se denomina “de economía extractiva”, justamente por el hecho de que los mensúes eran los obreros encargados de extraer los bienes que propiciaba la selva, yerba mate y madera. Los mensúes eran contratados o conchabados a través de la entrega de un adelanto monetario, el cual era gastado por los mismos en una, o a lo sumo dos noches, en los comercios, bares y prostíbulos del barrio, quedando de esa manera endeudados y obligados a embarcar en el Puerto de la ciudad hacia la zona del Alto Paraná, para desempeñarse en los obrajes yerbateros y madereros del lugar. El trabajo del mensú comenzaba en las primeras horas del día, con muy poco descanso intermedio, hasta el anochecer. Era muy sacrificado, y justamente de esos tiempos surgen dos elementos que son característicos de la cultura local y que denotan este sacrificio: los raídos o ponchadas, que son bolsas o sacos confeccionados con tela arpillera para depositar en ellos las hojas de yerba mate, y que pesan más de 100 kilogramos en ocasiones; y el reviro, clásico alimento que se origina en los obrajes, ya que era muy económico por su elaboración sencilla a base de harina y agua principalmente, y que pasó a ser el sustento primordial para los mensúes, en compañía del característico mate. El monumento es una obra confeccionada en concreto por el pintor y escultor misionero Hugo Viera, y que representa, en primer plano, al artista misionero Ramón Ayala (quien se hace llamar “el último de los mensúes”), vestido a la usanza de estos peones, con pantalón y camisa, faja ceñida a la cintura, y sombrero ancho de paja, erguido sobre una embarcación bastante precaria que se denominaba “jangada”. Estas jangadas eran balsas realizadas con troncos unidos mediante lianas, los cuales se obtenían también a partir de la labor de los mensúes, que cuando terminaba la época de cosechar yerba mate continuaban en los obrajes obteniendo madera de añosos ejemplares de la selva misionera. Finalmente al costado del monumento se observa una fotografía de la época, la cual refleja cómo se veían las calles de tierra y las casas bajas confeccionadas con paredes de tablones de madera o adobe, material que se obtiene mezclando barro y paja principalmente, tradicionales en esos tiempos en esta zona de la incipiente ciudad.